domingo, 24 de agosto de 2008

más de seguido


quisiera poder tenerte palabras ¡más de seguido!
pero tratando de vivir
no me da tiempo de ser.

de a veces

miércoles, 20 de agosto de 2008

apertura


“En la vieja Siam, ahora llamada Tailandia, los elefantes blancos son sagrados, como un símbolo de poder real, ya que todos los descubiertos han sido regalados a reyes (normalmente es ceremonial; no son capturados) y cuantos más elefantes tenga el rey, mayor será su estatus.” Pues bien, he acá mi elefante blanco, nótese que en la actualidad el elefante blanco habla de una cosa con cierto grado de complejidad para ser alcanzado y que incluso, muchas veces puede llevar a la ruina como el elefante blanco que se le regalaba al súbdito para llevarle a ésta. Y bueno, en este caso mi elefante blanco tiene un tinte de ambas connotaciones que se resumen en que: básicamente me parece una misión dura esa de lograr escribir con cierta regularidad cosas atractivas - esperemos que sea quien sea el él o el lugar que Sede las Palabras, empiece a ser más generoso hacia mí -.

Pero por qué emplumar mi elefante, la verdad siempre he querido tener un blog. Pero como las cosas no son cuando se quieren sino cuando se pueden, siempre he esperado el día que sienta que mi capacidad de escritura llega a un punto en el que piense: bueno, a álguienes, le puede gustar. Pero como a veces, las cosas no son cuando se pueden sino que la envidia lo lleva a uno a actuar, heme aquí inaugurando blog, en días anteriores un cercano abrió uno y aseguró me que esto era más fácil que abrir una cuenta en un banco; y como bobo cariado mata a la mama, aquí estoy.

La primera cosa que me aseguró -afirmación no cierta - fue lo fácil de tener que nombrarlo. Alguna vez, hace años, alguien me dijo una frase que no olvido “el nombre es lo que el nombre nombra” y desde ahí los nombres tomaron una nueva variable de dificultad al SER. Poco tiempo después, a mi nombre se le adjunto el otro, y a veces soy más una y otras soy más la otra, eso terminó de confirmar el lío aquel del nombrar, imagínese usted que para tener una cuenta en el banco le dijeran: ¿cómo quiere llamarse en su vida pública económica? Cómo lograr el nombre que no traiga la quiebra, que llame el dinero, que no suene muy presuntuoso, que tampoco sea muy bajo perfil y que funcione adecuadamente en todos los medios sociales - ¡es que la debe tener toda!, cobre, cobre o naaa, con ese nombre, no debe de tener plata ¡niéguele el crédito! Pues bien, en el debate interno de cómo llamar el blog, se disputo entre “mi elefante blanco” y “la pluma del fénix” - éste último, pues bueno bastante literal, habla del escribir - la pluma - y el escribir es una forma de revivir: a veces a uno mismo, a veces a otros, a veces lugares. Es así como finalmente nace mi elefantemplumao.