Alejandra,
Alejandra, tu estado, tu nuevo estado y no temporal estado, me recorre de
tantas formas que no alcanzo a imaginar tu interior y tus recorridos
propios.
Tres días
atrás comprábamos el regalo que obsequiaríamos en el matrimonio y veíamos ese
niño que entre su inocencia y paciencia de los papás, nos hacían sonreír y
pensábamos, de boca afuera, así, las dos: llegan a ser lindos, así, de lejos.
No sé si tus enzimas ya avisaban a tu cerebro que algo sucedía, no sé de boca
adentro que vivías, al igual que ahora no lo sé.
Los primeros
tres días lloré todo el tiempo, me estresaba tu futuro como si el mío se
comprometiera, luego comprendí el miedo propio, ese que me hace ver que no nací
para tal papel que la sociedad y el sistema natural nos dio. Gusanit@,
Guadalupe o Benjamín, te hará sonreír sin parar, pero a su vez me coloca de
frente a mí misma, la que no sabe, si de verdad disfrutará tanto como cree, el
camino a la soledad que se auto arma en cada acción.
Sea como sea
desde mi estado yo centrista, me aparto de mis ataques propios de valores para
soñar con vos y disfrutar la nueva forma de tu futuro que a ratos se tropieza
con el mío.