Que marca es marca y la garantía y atención
es un estándar a nivel mundial, pura caspa, queridos señores de mercadeo, publicistas y
especialistas, el servicio irá siempre de la mano de la cultura que la elabora.
Definitivamente nunca será lo mismo una hamburguesa Mc Donalds en cualquier parte del mundo y ellos que son
los maestros de las cadenas, ahí si que mucho menos Kia podrá mantener su buena
cobertura y servicio aunque sea hablando en términos de un mismo territorio, es
decir dentro del mismo país.
Sobre la cultura de servicio al cliente
bogotana y otras gastríticas situaciones, desde que llegué acá, a mi capital, he
entendido claramente porque somos y seremos un país “en vía de desarrollo”, “un
país subdesarrollado” o cualquiera de los diferentes demagógicos adjetivos
calificativos para los que no estamos dentro de una “economía sólida”, para los
que nos tocó el plato con menos carne o que nos alimentamos con las harinas de
la torta, aunque los insumos para hacerla salga de nosotros.
De los fenómenos que me han llamado la atención
hasta ahora en la capital
se encuentra el del tiempo, acá el
tiempo real no funciona, si tu dices a las 3 quiere decir a las 4, si la gente
llega a una cita puntual y decides atenderlos de forma puntual te ven medio
rayado, me ha tocado ver como proveedores deben esperar hasta una o una hora y
media a ser atendidos, acá nadie se carga afán de puntualidad prestos a las mil
justificaciones que ya son de conocimiento general. Que la ciudad es un caos,
que los desplazamientos son largos, tomar el taxi es difícil primero porque
pasan todos llenos y segundo porque los que van vacíos no te llevan a donde
necesitas si no a dónde ellos quieren con la pregunta: “¿sumercé para dónde
va?”… ah no, ¡hacia ya no voy! (a ver estás trabajando o vas de camino a un
lugar y me ibas a hacer un favor). Que el transmilenio está muy lleno. Que el
trancón es todo el día porque “aquel” cambio a su amaño la restricción. Y de
este modo la situación de vida “para hacerla tolerable” se convirtió en una
excusa constante y en vez de entender la situación para generar acciones y ser
funcionales, todos prefirieron hacerse parte activa del caos, entrando en un
ciclo de atracción de más y más caos, hasta procurarse todos una continuidad de
acciones que generan una cotidianidad ulcerosa.
Ya perdido el respeto por el tiempo del otro
de forma presencial,
en la translación a los medios de comunicación, lo no presencial: un teléfono,
internet o cualquier medio de comunicación que te permite evadir con más
agilidad, ahí, si se vuelve un fenómeno particular. A lo que me refiero lo
explicaré por medio de la consecución de la cita para la revisión de los 20.000
km. del carro, éste, será el ejemplo por reciente pero no por único, entre
hechos aislados en las diferentes necesidades de servicios que he teniendo que
resolver todas terminan en el mismo estado de cierre.
Desde finales de la semana pasada empecé con
la sencilla acción:
levanto el teléfono, marco a KIA, contestan el teléfono, genero la cita,
cuelgo, voy a la cita. Día 1: llamé todo el día a tres centros Kia diferentes y
nunca atendieron el teléfono. Día 2: llamé todo la mañana a más diferentes
centros Kia, intentando con todas las extensiones, ya no solo con la de
solicitud de citas, ¡bien, contestaron!: comuníquese al teléfono xxx xx xx acá
no generamos las citas uh uh uh. Todo lo anterior de mala gana y sin darme la
opción de hacer alguna pregunta. Entonces ya con el inicio de úlcera estomacal
marco el nuevo número que me dieron en el cual no contestan. Día 3: al pensar en
la acción (llamar a Kia) mi estómago se calienta, marco toda la mañana y no
pasa nada, como es viernes decido no insistir más y pasar el sábado por un
centro Kia. Día 4: paso por un centro Kia, si claro señora usted debe llamar al
teléfono xxx xx xx, pero es que llevo llamando toda la semana y no contestan,
entonces vaya hasta allá y dice eso. Día 5: Llamo a Kia por fin contestan, no
señora, acá, no es donde se generan las citas, debes llamar a rrr rr rr. Lo
bueno del día 5 es que aparentemente es el día de contestar el teléfono marco
rrr rr rr y ya hecha toda una “iguaza” pido la “hp” cita, con toda la grosería
que se genera en las bocas, por las úlceras creadas con laboriosidad. Entonces
esa persona que ya si me iba atender, termina atendiendo a una “iguaza” de mala
gana. Cerrando el círculo del mal trato y creando el estado de cierre.
Así comprendo que no nos quedan más opciones
que el permanente estado en vía de desarrollo, en el que preferimos vivir con excusas para capar
la realidad, en donde es más fácil vivir culpando a lo externo que asumir
nuestras propias acciones y así sea, viviendo maluco, nos acomodamos y
rellanamos en el estado de confort de la desobligación.